Es fácil ser tu amigo

Nunca fui de fáciles amigos, nunca.

Siempre los conté con una mano, siempre.

Algunos perduran en el tiempo, algunos.

Otros acabaron olvidados, otros.

Ninguno cesó por apatía, ninguno.

Sin embargo, después de estos años, ahora

Concluyo que es fácil ser amigo, fácil

De quien es generoso en el esfuerzo,

Con quien tiene mesura en sus reproches,

de quien recuerda  pequeños detalles,

con quien están sellados tus secretos,

de quien siente respeto por tu vida,

con quien  nunca rebusca las palabras

de quien guarda con mimo sus recuerdos .

Publico que es fácil ser tu amigo, fácil

Porque nunca reclamas otro tiempo,

Porque siempre te muestras displicente,

Porque todos mis errores exculpas,

Porque de ningún acierto presumes.

Afirmo que es fácil ser tu amigo, aunque

Nunca fui fácil para hacer amigos.


Otros 36 etarras piden su puesta en libertad a la Audiencia Nacional

Otra incompetencia más de jueces y políticos nos lleva a indemnizar con 30.000 € a una persona condenada a casi 3000 años de prisión. Hoy se me ha ocurrido llegar por mí mismo a la información real de este asunto. Ya no me fío de la mitad mas uno de los medios de comunicación de este país.
No ha sido fácil. Ya me contaréis cómo se os queda el cuerpo tras la lectura de un parrafito cualquiera de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos:

 "En primer lugar, ha de tenerse en cuenta que no nos encontramos en el ámbito propio del derecho fundamental consagrado en art. 25.1 CE, que es el de la interpretación y aplicación de los tipos penales, la subsunción de los hechos probados en los mismos y la imposición de la pena en ellos prevista sino en el de la ejecución de una pena privativa de libertad, cuestionándose el cómputo de la redención de penas por el trabajo, sin que de la interpretación sometida a nuestro enjuiciamiento se derive ni el cumplimiento de una pena mayor que la prevista en los tipos penales aplicados, ni la superación del máximo de cumplimiento legalmente previsto."

Sin embargo, tras una lectura detenida he llegado a las siguientes conclusiones:

1- No es la primera vez que los tribunales internacionales "tiran de la oreja" a los locales, ya ocurrió con el asunto de la cláusula suelo de las hipotecas, ¿os acordáis?, esto puede indicarnos que nos hace falta conocer mejor las leyes o contratar a mejores juristas para redactarlas.

2- Cuando nos pillan en un fallo tan garrafal, una salida hacia adelante es manifestarnos con gritos y pancartas para tapar nuestras incompetencias. O por otros motivos no confesabes, como puede ser el caso de Esperanza Aguirre, el presidente regional, Ignacio González, y la alcaldesa, Ana Botella.

3- Según el tribunal europeo el estado español ha cometido una ilegalidad y por tanto un perjuicio moral a una etarra desde el 3 de julio de 2008 y por lo cual hay que ponerla en libertad inmediatamente e indemnizarla con 30.000 €.

"La Sala hacía hincapié en que los tribunales nacionales no pueden, retroactivamente y en perjuicio de las personas interesadas, aplicar las políticas penales que sustentan cambios legislativos, cuando éstos se han introducido con posterioridad a la comisión de un delito (aptdo. 62 de la resolución)."

4- Además de lo demandado por esta etarra a título individual, el tribunal europeo obliga al gobierno español a aplicar esta sentencia al resto de los afectados por este fallo jurisdiccional. Así que estos despropósitos nos costarán muchos más euritos.

5- Yo no me fío mucho de la justicia, mejor dicho de  la mayoría de los jueces, no obstante esta sentencia me lleva a pensar que los tribunales internacionales son mucho más fiables que los internos, y que gracias a la declaración y respeto a los Derechos Humanos, pocemos sentirnos más seguros y protegidos ante estados democráticos "de pacotilla", aún siendo el mayor de los asesinos.

"Nullum crimen , nulla poena sine lege. Sólo la ley puede definir un delito y prescribir una pena.
De ello se desprende que los delitos y las penas correspondientes deben estar claramente definidas por la ley. Este requisito se cumple cuando el justiciable puede saber, a partir de la redacción de la disposición pertinente, y si es necesario con la ayuda de la interpretación de los tribunales y tras haber solicitado asesoramiento letrado adecuado, qué acciones y omisiones le acarrean responsabilidad penal y a qué pena se enfrenta por ese motivo"

RESUMEN DE LA SENTENCIA

POR ESTOS MOTIVOS, EL TRIBUNAL
1. Falla, por quince votos a favor y dos en contra, que se ha producido una infracción del artículo 7 del Convenio;
2. Falla, unánimemente, que a partir del 3 de julio de 2008 la privación de libertad de la demandante no ha sido ―legal‖, con infracción del artículo 5 § 1 del Convenio;
3. Falla, por dieciséis votos a favor y uno en contra que el Estado demandado debe garantizar que la demandante sea puesta en libertad en el más breve plazo;
4. Falla, por diez votos a favor y siete en contra que el Estado demandado debe pagar a la demandante, en el plazo de tres meses, 30.000 euros, que se incrementarán con el importe de los impuestos que por su causa pudieran gravar a la demandante, en concepto de daños morales;
5. Falla, unánimemente, que el Estado demandado debe pagar a la demandante, en el plazo de tres meses, 1.500 euros, que se incrementarán con el importe de los impuestos que por su causa pudieran gravar a la demandante, en concepto de costas y gastos procesales;
6. Falla, unánimemente, que una vez transcurrido un plazo de tres meses desde esta sentencia, las cantidades indicadas en los apartados 4 y 5 de este fallo devengarán interés a un tipo porcentual igual al tipo de interés marginal aplicado a sus préstamos por el Banco Central Europeo aumentado en tres puntos porcentuales.


Retroceso al presente (1)

 
Al doblar la esquina de aquella calle luminosa y llena de bullicio, adivinó a lo lejos, bajo la sombra del pruno, su figura debilitada por una delgadez repentina. No la recordaba así, pero era inconfundible a pesar de las más de dos décadas sin verla. Se acercó lentamente, temiendo que ella girara la cabeza y no lo reconociera, se sentía inseguro y con una timidez repentina, garraspeó hacia adentro para que su voz saliera clara y firme en el saludo.
- Hola -alcanzó a decir escuetamente, esperando su mirada y con ella su primera sensación.
Ella giró con aire su cuello delgado y clavó su mirada en él. Unos instantes de silenciosa observación le parecieron a él los momentos más prolongados de sus últimos años y antes de que ella hablara, él se aproximó un paso más.
- He dudado mucho sobre este encuentro. -Dijo ella con un tono que no delataba ningún reproche.
- Pero has venido.
- Ahora estoy preparada.
Él alargó su mano izquierda hacia el brazo derecho de ella, con una leve presión la aproximó y juntos, como en otro tiempo, se alejaron calle abajo mirándola cada cierto tiempo, como impulsado por un resorte interior. 


Continuará.....


triste ternura

Antes de que los vencejos hubieran ensayado sus primeros gorjeos, él había despertado varias veces, nervioso y y con la ansiedad agarrada a su garganta. Dudó entre incorporarse y mirar el reloj que había dejado sobre la mesita de noche, junto al despertador, o cerrar los ojos e imaginar paso a paso lo que iba a vivir esa singular jornada. La decidida fortaleza de la noche anterior se tornaba poco a poco en triste ternura.

El agua cálida de la ducha le aproximaba con cada gota a la realidad. Se enfrentó sólo un instante a su imagen en el espejo, el tiempo justo de comprobar el pálido brillo en sus ojos, se palpó el bolsillo de la camisa para reafirmarse en que llevaba las pastillas del corazón y se mezcló anónimo entre la gente que, autómata, se dirigía al trabajo. Él llevaba otro camino, pronto abandonó el ruido urbano y comenzó a ver las puntas de los cipreses que delataban el cementerio. A medida que se acercaba notaba más fuerte y acelerado el latido en su pecho. Aunque el paso parecía firme y constante, las ganas por retroceder y huir se adueñaban de su voluntad poco a poco. Pero continuó.

Frente a la puerta disimulada y tétrica, a unos metros de ella, se paró y, como clavado por un peso enorme, permaneció estático hasta que el empleado de la funeraria  apareció con la caja que contenía el cuerpo de su nieto.

- ¿Vamos? - le dijo con cara compungida el hombre del uniforme azul oscuro.

- Vamos - le contestó el abuelo, intentando mostrar una voz serena y apretando los ojos contra sus órbitas para no llorar.

Mientras el fuego consumía todas sus ilusiones y se llevaba una buena parte de su alegría, decidió pasear junto a los setos que ocultaban las tapias del camposanto, allí podría llorar sin ocultar sus pequeños ojos. La única vez que se atrevió a levantar la vista del suelo se encontró con una rosa entre el verdor del seto. Su vivo y joven color consiguió arrancarle una mueca parecida a un proyecto de sonrisa.  No supo el tiempo que pasó en aquel silencioso trayecto que rodeaba el cementerio.

- Ya está. -Le dijo el hombre del uniforme azul oscuro- aquí tiene.

Y le entregó una pequeña bolsa de tela roja, coronada por un cordón dorado.

- Gracias. -Respondió él, mientras su mano temblona asía con calor y duelo la bolsa.

La introdujo en uno de sus bolsillos y emprendió el camino de retorno a su casa.

Sólo supo que continuaba vivo cuando la brisa le secó las lágrimas que le caían por la mejilla, mientras dejaban un agradable frescor. De nuevo, anónimo, se mezcló entre la gente que salía del trabajo.


Así es María

Llegaba la noche tibia, esperando la madrugada,

¿quién viene?

la sombra del aire claro jugaba con la esperanza

¿Cómo canta?

tras un aroma fresco, el amor aguardaba,

¿cuando la abrazo?

como en sueños oscuros, la luz desperezaba,

¡Cómo brillaba!

ahora que ya la tengo, se me despierta el alma,

como un sonido claro,

como una nota ajustada

como un esfuerzo acabado

así es mi nieta amada.

Una sonrisa

una palabra

un idilio

una esperanza

una alegría

una suerte,

así es María.


Dónde no me encuentro

Si alguna vez me pierdo y 

a alguien aún intereso,

que tome buena nota de

donde no me encuentro:

No estaré en la apatía,

[que] tampoco busque en el silencio

de una injusticia callada.

Estaré entre hombres libres

de los que viven sin dueños,

no estaré en guerras y batallas

ni entre soldados muertos;

iré en pos de una idea

sin catecismos impuestos,

me gustan las encrucijadas,

no iré por caminos ciegos.

La duda caminará conmigo

y la razón será mi sustento,

no me hallaré sentado

esperando callado y quieto

a que la vida pase

sin zambullirme dentro.

Me gusta la brisa marina

y arroparme de silencios

mientras brillos de sombra y plata

llegan de mar adentro.

El calor y la palabra apasionada

serán mis compañeros,

que no me busquen nunca

entre los que se ocultan por miedo.

Si alguna vez me pierdo

me gustaría encontrarme

con un abrazo tierno

una tarde cualquiera

rodeado de mis nietos.


Mi primer soneto

 

Hubo un tiempo de claros horizontes

donde mezclados pasos caminaban,

seguros de vivir la madrugada,

enfrentados con fuerza a los temores.

 

 

Atrapados en cálidos amores

y firmes en su sólida esperanza,

ese tiempo de vida inagotada

envidia despertaba entre los hombres.

 

En la senda del camino apostados

y armados de desidias vespertinas

acechan peligros incontrolados.

 

Ya no valen palabras repetidas,

ni miradas vueltas hacia otro lado,

es tiempo de reforzar nuestras vidas.

Rafael


Luna de abril

 

           No sucedió en un país lejano, ni tampoco hace mucho, mucho tiempo. Pudo haber ocurrido la semana pasada o anoche, sin ir más lejos. El caso es que los tre niños  observaban silenciosos la luna, asomados a aquella ventana, en la que siempre habían visto a su abuelo hacer lo mismo. 

 

            La primera vez que su deseo les guió hasta el final de la escalera, apenas podían remontar con soltura los altos peldaños. El azar los había traído a la misma familia en apenas unos meses y, sin notarlo, habían crecido compartiendo alegrías, rabietas, fortalezas y miedos. Al llegar al último rellano, encabezados por el primo mayor, lo vieron en su vieja silla con la cabeza apoyada sobre ambas manos y la mirada perdida en la infinita blancura de la luna. Él los había oído llegar pero no quiso perturbar ese primer acercamiento, prefirió que se acomodaran a su aire. La más pequeña tomó la iniciativa para entrelazarse entre las piernas del abuelo, al tiempo que él la abrazaba suave y tiernamente, para no romper el encanto. Los otros dos, según su habilidad y energía se fueron encaramando a ambas piernas, tomando como asidero los hombros y el cuello de su abuelo. La comunión fue tan espontánea y sugerente que ninguno de los cuatro se atrevió a romper el mágico silencio. 

 

            A esta siguieron otras y otras  ocasiones en las que, bajo el resplandor de la luna llena, se empaparon de mágicas narraciones y cuentos, algunos de ellos inacabados, con los que el abuelo llenaba de magia y misterio esos momentos. Aprendieron a descifrar la sombras y luces de la superficie lunar, ascendieron hasta las más elevadas crestas en intrépidas aventuras, se ocultaron de burlados perseguidores en cráteres sin fondo y hasta disfrutaron de las sueltas arenas basálticas de sus mares. La luna estaba presente en sus sueños y también en sus realidades.

 

            Aquel anochecer fue el primero en el que el abuelo faltó a su cita, al menos eso creían, hasta el momento en el que, casi a un tiempo, descubrieron que uno de los cráteres aparecía ahora iluminado sobremanera. La apasionada discusión que éste suceso desencadenó entre ellos, no fue suficiente para ponerlos de acuerdo, cada uno atribuyó a su gusto y manera lo sucedido, pero todas las hipótesis partían de un denominador común: algo tenía que ver este hecho real o ¿imaginado? con la ausencia de su abuelo.


Descubrimientos de la vida

Paseando por la red, he recalado en la página de Antonio Muñoz Molina (http://antoniomuñozmolina.es/) en la que leo un escrito "Hora de despertar" que me ha parecido bastante clarificador y acertado. Pero no es esto precisamente lo que ha motivado esta entrada de blog, sino algo más personal sugerido por un comentario que hace en el  autorretrato relacionado con su paso por el colegio salesiano de Úbeda, donde cursó el bachillerato elemental y en el que por esa fecha yo también realizaba el bachillerato superior. Dice Muñoz Molina:  Hice el bachillerato elemental –entre los once y los catorce años- en el colegio Salesiano de Úbeda, donde descubrí que a uno lo podían tratar de manera distinta según la posición social que tuviera su familia. Yo descubrí, en el mismo lugar y por la misma época, que la soberbia y la ira de un cura le llevaría a dar patadas  impunemente en el abdomen a un alumno de 12 años que se retorcía en el suelo ante la mirada de otros pupilos de la  misma edad. Descubrí también que un cura, director del centro, podía aterrorizar a un alumno de 14 años con la amenaza de expulsión, si no le devolvía diez duros prestados días antes, para ser gastados en una tómbola organizada por el colegio, para obtención de fondos.

Descubrimientos a lo largo de la vida.


El problema de ser agnóstico

24 de agosto de 2011

Próximo ya el final de mis vacaciones que comenzaron va para dos meses ( esto les produce a algunos envidia, sana sí, pero envidia al fin y a la postre), caminaba con mi perro, naturalmente, a la orilla del mar,   bajo el debilitado aún sol de la mañana y hacía un somero repaso a este periodo estival. Desde que comprendí que era agnóstico, se me planteó un problema irresoluto hasta el momento, espero de vuestra orientación al respecto. Cuando intento referirme a aquellas cualidades del ser humano que nos distinguen del resto, léase inteligencia, comprensión, capacidad de recuerdo, sentimientos, etc no encuentro palabra  que los englobe, antes me bastaba con hablar del alma o del espíritu humano, pero ahora.... ¿cómo puedo expresarlo sin hacer alusión a cada una de esas cualidades?  El caso es que, resuelto o no, ese somero repaso y mi deformación profesional de adaptar los conceptos e ideas a la capacidad de comprensión del alumnado joven , me conduce de forma casi autómata a la clasificación, resumen, esquematización y simplificación, por lo que trataba de realizar un listado virtual de momentos que definiesen con  cierta exactitud el estado "anímico" (y aquí me encuentro con el problema) de las vacaciones. Podría decirse que lo mejor que ha pasado por mis sentidos y sin intención de establecer prioridades, cabría en una lista parecida a esta:

- El aroma de la piel de mis nietos cuando los abrazo e inspiro lo que mis pulmones me permiten.

- El silencio roto por el cansino oleaje del mar.

- La suavidad de las caricias a una piel cercana.

- El color duro, dorado y árido de las tierras extremas del noreste o nordeste jienense.

- Y los andrajos de mi madre.


Desde la altura

26 de abril de 2011

Me gusta echar una mirada a Jaén desde la altura de vez en cuando. Hoy con mi perro y el libro de turno he subido a la cruz. Brillaba un sol propio de la época y tan sólo unas blancas y definidas nubes coronaban la ciudad. Cada vez que subo allí descubro algo que antes no me había llamado la atención. Con el silencio que otorga la altura leía sosegado las páginas de "Inés y la alegría" de Almudena Grandes, concretamente el momento en que Inés trata de explicar a su Galán los horrores vividos en las cárceles franquistas de la posguerra, las represalias sufridas por quienes quedaron en manos del odio de los vencedores, cuando  levanto la vista y me atrae un linea recta imaginaria que recorre Jaén de sur a norte que, partiendo del antiguo Seminario, pasa por la catedral y llega justo a la esquina de nuestra casa. Esto no tiene ningún interés para quienes podáis leer esta entrada, para mí algo más, aunque tampoco voy a hacer una confesión intima.


30 de octubre de 2010

No soy persona de grandes risotadas, los que me conocéis me habréis visto reír descontroladamente en pocas ocasiones y ayer fue una de ellas, viendo a Tricicle en el Infanta Leonor de Jaén; Garrick, una soberbia actuación que nos hizo vibrar en el asiento a los presentes. Hubo momentos en los temí que José Carlos, mi amigo, se quedara "encanao" (por cierto Jose, ¡ánimo con tu libro!). Gracias a J. Gràcia, P. Mir y C. Sans pasamos un rato magnífico y después hasta nos tomamos unas cervecitas. Sin embaro, lo que más me sorprendió fue que estos tres personajes consiguieran que me olvidase, aunque sólo fuera por noventa minutos, de algunas cuestiones que últimamente me tienen algo "atascao". Os lo recomiendo.

           Ahora comprendo mejor a Juan Ramón Gíménez, cuando escribe sobre Platero. Tengo a mi perro enfermo y me preocupa su evolución.